“Yo oigo pero no entiendo las palabras” es la frase que resume las primeras sensaciones asociadas a la presbiacusia, o pérdida auditiva gradual asociada a la edad. Los sonidos agudos son más difíciles de percibir, así como las palabras que contienen las consonantes “s”, “c”, “z” o “f”. Es por ello que la persona afectada confunde unas palabras con otras o bien pierde información importante cuando mantiene una conversación.
Audiograma con banana speach sombreado en gris |
En este audiograma podemos observar las frecuencias del habla, que se representan en la zona sombreada en gris, llamada normalmente "banana del lenguaje" o "banana speech". En este ejemplo, que corresponde una pérdida auditiva moderada, observamos claramente que las frecuencias más afectadas son las agudas (parte derecha) y que la curva de la pérdida -línea en rojo- afecta en gran medida a la "banana de lenguaje". Esta persona, por tanto, tendrá dificultad en discriminar las consonantes, que son las que aportan el significado y tenderá a confundir palabras, por ejemplo: "casa" y "taza".
A este problemas de discriminación suele añadirse otro factor: la disminución del umbral de inconfort. ¿Qué significa eso? Pues que además de oír peor los sonidos agudos, los ruidos fuertes resultan más molestos que antes. En definitiva, para una persona con pérdida incipiente, puede resultar extenuante mantener una conversación con varias personas en un lugar ruidoso, por ejemplo en un restaurante o durante una fiesta. Estas personas agradecerán que hagamos un esfuerzo vocalizando y que evitemos darles la espalda, pero en ningún caso deberemos chillar ya que esto resulta especialmente molesto.
Poner la televisión con el volumen muy alto, tener problemas al hablar por teléfono, no escuchar timbres o alambras… son otros síntomas característicos asociados a la presbiacusia. Síntomas que los afectados tienden a negar, probablemente porque lo asocian a la vejez. Quizá por ello es bastante frecuente que transcurran años - a menudo entre 3 y 5- hasta que deciden afrontar su problema. Durante este tiempo, pueden sentirse decaídos, irritables y llegar a aislarse completamente de su entorno. En esta etapa es muy importante la influencia de la familia y el entorno, que son quienes, en muchos casos, les animan a hacer algo al respecto.
Nuestra experiencia nos confirma que los mejores resultados se obtienen cuando se actúa rápidamente. Esto tiene su explicación: cuanto más tiempo hemos estado sumidos en el “mundo del silencio”, más difícil le resulta a nuestro cerebro volver a interpretar los estímulos sonoros. Una persona con pérdida auditiva que empieza a utilizar audífonos, u otras soluciones auditivas, obtendrá mejores resultados cuanto antes empiece a hacerlo, en vez de esperar a que el grado de pérdida aumente, dificultando la fase de adaptación.
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